Si hay algo que me
gusta de un libro es que me ayude a entender qué pasa en mi cabeza, a encontrar
respuestas o indicios en sus páginas. Se suele pensar los libros tienen como
objeto despegar a quien los lee del mundo real, aunque yo creo que la acción
misma de leer es una puerta abierta a la realidad, a los pensamientos, y en
este caso en concreto, a los nuestros, los de las mujeres.
Leer
literatura feminista sirve para entender la inmesidad del imaginario femenino y
en consecuencia, tu pequeña individualidad, para saber que no eres a la única a
la que se le han pasado por la cabeza esas cosas, que no estás sola, que hay millones de mujeres ahí fuera que no se sienten cómodas con lo que les
han enseñado desde pequeñas y necesitan explorar nuevas formas de entender su
independecia, su relación con aquello que las rodea o por qué nacer con vagina
implica tener que soportar que nos impongan un estilo de vida que no encaja con
nosotras.
A medida que crezco
y me veo envuelta en situaciones distintas, me doy cuenta de que mi concepción
de las cosas cambia radicalmente, que ya no me enfrento a la vida de la misma
forma, que cada año pasado me siento una persona nueva y distinta, que reiventarse
es una cuestión de necesidad si quiero vivir mejor y más tranquila. Y así es
como creo que Kate Bolick ha querido que sus lectoras se sientan mientras
escribía este libro, lo que ha pretendido cuando vertía sus ideas en él y lo
que ella ha vivido para luego contarlo en estas páginas. En definitiva, nos ha
brindado la posibilidad de descubrir, como ella misma lo hizo, un relato que
nos haga más autoconscientes de nuestras necesidades y nos anime a lanzarnos a
la piscina para satisfacer nuestros deseos.
«Naces, creces, te
casas... ¿y su no fuera así?
¿Y si una chica
creciera igual que ellos, con el matrimonio como una idea abstracta y de
futuro, algo sobre lo que pensar cuando sea adulta, que podría hacer o no
hacer?
¿Qué pasaría?».
Kate Bolick ha
escrito un ensayo muy documentado sobre la soltería, pero lo que me gusta de su
narración es que la base de la misma no son los datos o los hechos ajenos a
ella, sino el propio relato de su experiencia en el amor y su deseo de soledad unidos a la información que ha ido obteniendo a lo largo de los años.
La necesidad de escribir sobre este tema surgió del descubrimiento de sus cinco
despertadoras: cinco mujeres que decidieron vivir su vida como deseaban sin
ceñirse a los esteriotipos de su tiempo, rompiendo las convenciones
establecidas y siguiendo el ejemplo de muchas mujeres que en el anonimato
rompieron con todo. Estas cinco despertadoras, junto con las vivencias de
la autora, son el hilo conductor de este ensayo.
«12 de noviembre de 1995: Un domingo perfecto para mis deseos de solterona: he leído todo el día y me he echado dos siestas.»
La autora reelabora
el concepto de solterona,
lo reividica como una posibilidad real para todas las mujeres adaptándolo a la
situación individual de cada una de ellas y reivindica la soledad: la soledad
de la soltería y también la soledad en pareja.
«Nunca en mi vida he estado sola. Quiero decir, verdaderamente sola, dependiendo solo de mí misma durante un periodo de tiempo considerable. por supuesto que era independiente: la independencia era el derecho por nacimiento de mi generación. Pero en todas mis ideas y venidas me habían cuidado, escuchado, acompañado, mimado, fueran padres o novios: en esencia, había vivido la vida de una niña».
Solterona ha sido un viaje duro que en
algunos momentos se me ha hecho pesado. Aunque a parte de las ganas que tengo
de mudarme a Nueva York, conseguir un trabajo de editora y vivir en un
apartamento en Manhattan perfectamente decorado pero sin lavadora (a riesgo de
morir de hambre), después de leer este libro esos picos de lucidez en los que
Bolick tocaba mis más actuales preocupaciones han hecho que la inversión
valiese la pena.
«Dime, ¿qué pretendes hacer
con esta vida tuya, única, salvaje y preciosa?».
Lo que está claro es
que Kate Bolick se ha implicado en cuerpo y alma en el proceso de escritura de
este libro, que se ha desnudado sin tapujos y eso es algo que me fascina
encontrarme.
Qué ganas de leerla! Me alegro que te haya gustado, se nota mucho. Un abrazo <3
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